jueves, 18 de julio de 2013
Cristiano pakistaní condenado a cadena perpetua por SMS blasfemo
La polémica ley sobre la blasfemia sigue cobrándose víctimas en Pakistán: Sajjad Masih Gill, de 28 años, cristiano, con domicilio en el distrito de Pakpatan, en la provincia de Punjab, fue condenado a cadena perpetua y una multa de 200.000 rupias (unos 2.000 dólares) por un Tribunal de Primera Instancia en Gojra (Punjab).
El veredicto fue emitido el 13 de julio contra Gill, miembro de la comunidad “Adventista del Séptimo Día”, quien había sido acusado de blasfemia (en particular, por insultar al profeta Mahoma y el Islam) por parte de algunos líderes religiosos musulmanes y otras personas influyentes por haber enviado un SMS con contenido blasfemo desde su teléfono móvil.
Según la información de la Agencia Fides, este es el primer caso de “blasfemia por SMS” registrado por la policía en Pakistán. “Ha sido algo del todo inesperado que el juez haya emitido un veredicto similar condenando Masih, porque no hay pruebas contra él”, dice a la Agencia Fides el abogado católico Nadeem Anthony, quien ha seguido el caso.
Según una reconstrucción del caso enviada a la Agencia Fides por Aftab Alexander Mughal, el director del periódico “Minorities Concern of Pakistan”, el 18 de diciembre del 2011, Malik Muhammad Tariq Saleem, un residente musulmán de Gojra, comerciante de telas, habría recibido algunos mensajes de texto blasfemos desde un teléfono desconocido.
Al día siguiente, Tariq se presentó ante la policía de Gojra para registrar una denuncia por blasfemia, acusando y arrestando a Sajjad Gill.
Según los miembros de la comunidad cristiana de Goira, las acusaciones son infundadas y Gill es una víctima inocente. Los cargos contra él no produjeron ninguna prueba para demostrar la culpabilidad: el móvil de Gill, de hecho, entregado a la policía, no parece tener ningún SMS blasfemo, ni hay testigos presenciales.
Sajjad Masih se ha declarado inocente. Según el abogado Mustaq Gill, de la organización LEAD (“Legal Evangelical Association Development”), el mensaje partió de un teléfono de una chica paquistaní cristiana, Roma Ilyas, enamorada de Gill.
La muchacha se vio obligada por sus padres a casarse con Donald Bhatti, otro residente cristiano en el Reino Unido. Este último, por celos, parece que habría podido comprar una tarjeta SIM con el nombre de Roma y envió más tarde SMS blasfemos con la tarjeta SIM, para dar una lección a ambos.
Roma también ha sido acusada pero, al ser residente en el Reino Unido, no se puede proceder contra ella. La acusación ha caído sobre Sajjad. Una vez arrestado, la policía ha tratado de extorsionar a través de la violencia una confesión falsa que Gill no ha firmado.
Entre otras cosas, como sostiene el abogado defensor de Gill, Javed Chaudhry Sahotra, los agentes de policía que han registrado la denuncia y tratado el caso no tenía competencia para investigar un caso de blasfemia (sólo los inspectores pueden hacerlo), por lo que todo el proceso sería nulo.
A pesar de estas deficiencias, el juez ha condenado a Gill a cadena perpetua. Los abogados defensores han anunciado el recurso de casación ante el Tribunal Supremo, en el segundo grado de juicio.
La comunidad cristiana Adventista del Séptimo Día está reunida en oración por Gill, por su familia (su madre, cuatro hermanos y una hermana) y por todas las víctimas inocentes de la ley de blasfemia
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